A pesar de eso, en una clase de meditación, lo que notarás es que sales relajado. Al bajar nuestro nivel racional, empezamos a sentir el resto del cuerpo, a liberar emociones, a no pensar, solo a ESTAR. Parece incluso como si el tiempo se detuviera y te encontraras con la nada.
Si eres de los muy razonales, de los que siempre están en la mente y quieren tenerlo todo controlado, es posible que en tu primera experiencia estes:
...voy a ver cuando me relajo,...
..no, ahora no, no estoy relajada...
...¿y esto cuando termina?, que todavía tengo por hacer... .
..¿esto es lo que se siente? o ¿debería estar sintiendo otra cosa? ¿Lo estaré haciendo bien?...
Pues no es para tanto..relaja, si, pero...
Todos estos y otros comentarios por el estilo, son mensajes de la mente racional. Una mente que se está resistiendo a dejarse llevar y que pretende segir aferrada al control.
Si observas que es tu caso, puedes probar con imaginarte algo, por ejemplo una casa en un bosque o en la playa. Cómo te gustaría que fuera, la decoración, lo que harías alli... Al activar nuestra imaginación, estamos alternado también las ondas cerebrales, forzandolas a bajar hasta la frecuencia alfa o alfa profundo. Una vez estés en esa casa maravillosa, visualiza como te sientas y comienzas tu meditación.
No desistas si las primeras veces te cuesta un poquito. Dependiendo del grado de control que tenemos establecido, es posible que soltar los mandos unos minutos no nos resulte muy fácil, pero cuando por fin lo consigas, verás que meditar es abrir una ventana de alivio y descanso a tanto control, a todo ese estrés que manejas día a día.
El que persiste, lo consigue.