Cuando nuestros sentimientos son positivos, nos sentimos alentados a ponerlos en marcha, pues nos infunden alegría, energía, pasión, ganas de hacer y de comunicar. En cambio, cuando nos sentimos temerosos o tristes, nuestra actividad cae en picado, la motivación brilla por su ausencia y nos vamos sintiendo cada vez más, como en una cueva.

Vivimos días difíciles en este aislamiento. Por todas partes nos llegan noticias terribles que asustan y preocupan hasta al mas positivo y valiente. Pero no nos podemos quedar solo con eso. No, hoy más que nunca, tenemos que cuidar de nuestra mente y de nuestras emociones.

Vamos a hacer un pequeño ejercicio cuando nos sintamos mal y es cerrar los ojos, e imaginar qué es lo que haremos cuando podamos volver a salir a la calle y abrazar a nuestros seres queridos. Vamos a recrearnos con esa imagen que nos da paz, tranquilidad, alegría...y lo vamos a hacer hasta que notemos que comenzamos a respirar tranquilos y nuestro nivel de estrés baja.

Los problemas están, si, pero nuestra salud es más importante.

Haz esto hoy por ti, crea hoy para ti un escenario que no te cause angustia e incertidumbre. Crea pensamientos positivos que deriven en emociones positivas y te lleven a despertar la creatividad y ponerte en acción. Cuántas acciones solidarias estamos viendo, cuánto ingenio bien dirigido, con eso es con lo que tenemos que quedarnos. Qué puedo hacer yo hoy por los demás... todo comienza en la mente. En una mente positiva bien dirigida.

Ya lo decía el refrán: no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. 

Ánimo, saldremos de esta. Piensa en positivo. Crea felicidad.